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INDONESIA
por Juliana Giraldo
Fuimos al Templo madre hinduista
40 minutos en moto,
camino de curvas, niños, arrozales, templos,
mujeres cargando cosas en la cabeza.
Entramos a rezar al templo de Vishna,
Dios del agua y la protección. Color negro.
Volver, otro camino,
Rosas rojas, dos girasoles, magnolias y anturias.
Luego dormí una siesta.
Nunca antes ví algo así, pero ya estuve allí.
mi corazón tenía un presentimiento,
bajábamos tantísimas escalas,
cueva, piedras, lagartijas,
la luz de las 8 am que entraba tímidamente a tocar el agua.
El tiempo corría y ya no estabamos solos,
volver con la humedad pesando en cada paso,
mis pensamientos también,
no quería irme de mi paisaje,
prometí regresar.
no hay sombra en los arrozales, mucha agua que corre y toca todas las raíces,
la gama más amplia de verde que han visto mis ojos.
El frangipangi crece sin parar, me deleité con ellas cada día,
todos los días tomaba una o muchas del piso,
una foto, olerlas, guardar en mí libreta
y una descansando en la oreja tocando el anteojo.
Ayer mientras caminaba por el borde de un precipicio de selva,
recordé que la finca de mis abuelos estaba al borde de un precipicio,
casa naranja, plátanos verdes, baño al aire libre, muchos cucarrones.
Acá me siento en una finca, acomodarse en una cama y revisar bajo las sabanas
si no hay un insecto, como lo hacia de niña.
me doy cuenta que mi niñez en aquella finca, tejio muchos símbolos adentro mío,
Las mandarinas, olor a café, las caminatas por horas, dormir y
despertarse con las gallinas de fondo, jugar a las cartas, la hamaca,
ira al pueblo a comprar cositas, la ruta con curvas,
jugar con lo que había, mariposas, sapos y gusanos.
Al volver, nos hicimos un masaje en los píes,
yo con aceite esencial de ylang ylang y F con lemongrass.
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